Para dominar los gestos, primero debemos observarnos detenidamente frente a un espejo grande mientras hablamos, podemos así descubrir esos gestos ocultos que no sabíamos que tenemos para de ese modo poder ponerle remedio a esta inconsciente pero ridícula mala costumbre, también nos permitirá observar si nuestros gestos voluntarios e involuntarios van acorde a el mensaje que queremos hacer llegar con cada palabra que emitimos.
Es importante hacer luego unos ejercicios diarios para fortalecer los gestos que si son los apropiados durante la conversación.
Cuando hables, debes cuidar primordialmente el ritmo de tu voz, hablar muy rápido provoca que las palabras se corten y se pierda la idea en lo que esta oyendo el receptor, hablar muy lento aburre. Los gestos deben ir acorde a lo que se está diciendo, si quieres atraer atención, en algún punto de esta puedes hablar un poco mas bajo y con misterio de secreto, los gestos debe ser tales que acompañen este episodio, luego vuelve a la narración normal.
Cuida bien lo que haces con tus manos, piernas, cuerpo y sobretodo, retira de tu cara todas esas muecas ridículas que puedan espantar al oyente.
Cuando hables, suéltate, has como si hablaras con niños, suelta tus movimientos, controla tu respiración y narra, no hable, haz como si tuvieses narrando un cuento y recrea con gesto cada una de las partes de esa historia.
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